El televisor sigue siendo uno de los artículos electrónicos favoritos de la población, a pesar del avance de otros dispositivos rivales que ofrecen portabilidad y polifuncionalidad, como los computadores, tabletas o celulares. Esta dura competencia ha impulsado a la industria de los televisores a renovarse e innovar, ya sea mejorando la definición o simplemente maquillando el aspecto de los aparatos.
En esta senda, en 2010, explotó el boom por la tecnología en tres dimensiones (3D), un avance que siempre ha intentado estar presente en los contenidos audiovisuales, pero que nunca ha logrado asentarse. Los intentos empezaron cuando el conocido director de cine James Cameron, estrenó la película Avatar (2009).
De inmediato la industria reaccionó y comenzaron a proliferar los televisores que permitían ver contenidos en 3D. En 2011 fue el peak de esta tecnología: la mayoría de las películas comenzaron a adaptarse al formato 3D y los usuarios empezaron a pagar más en el cine para disfrutar de esta tecnología.
“La tecnología 3D en su momento fue muy llamativa pero no logró posicionarse decreciendo a una tasa de más de un 40% al año”, dice Ji Hee Lim, gerente de la División de TV y Audio de Samsung, empresa que anunció la semana pasada que dejará de fabricar televisores en 3D.