Mientras las apps se ajustan para atraer a más usuarios, nosotros, los que estamos del otro lado, quedamos a merced de lo que los algoritmos decidan, aunque eso implique cambiar la manera en la que orientamos el celular.
En 2010, Apple lanzó su primer iPad y Samsung su Galaxy S.. Ese mismo año, apareció Instagram, una nueva red social que lo cambió todo. Al principio, solo estaba disponible para iPhone y obligaba a subir fotos cuadradas, como una Polaroid. Esa exclusividad la hizo popular, igual que Twitter con su límite de caracteres.
Instagram superó a Flickr, donde la gente subía fotos de alta calidad tomadas con cámaras digitales. Curiosamente, la app que parecía menos convencional fue la que sobrevivió. Y solo dos años después, Facebook la compró.
Bajo el mando de Zuckerberg, Instagram cambió su enfoque: quería dominar todos los formatos. Así fue como llegó a Android, se sumaron videos, fotos horizontales, y hasta lanzaron IG TV, un intento fallido de competir con YouTube.
De ser diferente, Instagram pasó a ser una app para todo: implementaron las historias cuando no pudieron comprar Snapchat, y lanzaron los Reels para competir con TikTok. Incluso hicieron su propio "Twitter" (Threads) para atraer a los que dejaron la red social de Elon Musk.
Esta estrategia ha funcionado, y ahora Instagram es la cuarta app de redes sociales más usada en el mundo, con más de 2 mil millones de usuarios. Pero parece que se avecina un nuevo cambio: abandonar el formato cuadrado y hacer que todo el contenido sea vertical. Esto podría hacer que las fotos subidas en los últimos 14 años se vean raras, al tener que estirarse o recortarse para caber en las miniaturas.
El cambio de formato no es solo estético. Refleja cómo las apps nos empujan a crear el contenido que ellas quieren, con la duración y el formato que les conviene. El formato vertical es más fácil de producir y consumir en teléfonos, y plataformas como TikTok lo han aprovechado, haciendo que todo esté al alcance de la mano, desde los "likes" hasta el cambio de video.
El formato horizontal también tiene su lugar, especialmente para contenidos más largos y que requieren pantallas más grandes, como YouTube y Netflix. Cada formato tiene su espacio, y cada app decide cómo nos influye.
Al final, no se trata solo de si el contenido es vertical o horizontal, sino de cómo las apps nos guían para hacer lo que ellas quieren. Antes, internet premiaba lo diferente, pero ahora parece que todos compiten por ser más iguales. La verdadera cuestión es cómo mantenemos nuestra individualidad y gustos personales en un ambiente donde las reglas las ponen los programadores y el famoso algoritmo.