The 6 Best SSDs for 2023 | Reviews by Wirecutter

Desde hace un tiempo que la nueva generación de discos duros es sólida. Es decir, no poseen piezas móviles. Es un cambio radical que hace a los dispositivos más rápidos, más robustos y más estables. Aquí las razones para cambiarse.

El bendito disco duro. Originalmente, una pieza electromecánica fundamental en un dispositivo electrónico, capaz de guardar, leer y recuperar información. La mal llamada “memoria” del computador, porque en verdad se refiere al almacenamiento de datos, siempre es un ítem crítico. Ya sea sobre un computador, una tablet o un celular, una de las primeras cosas que siempre se preguntan, acaso después de la duración de la batería, es cuánta “memoria” (almacenamiento, en rigor) posee el aparato. Es decir, cuántas fotos, videos o canciones podemos guardar en él.

Pero hay un detalle: más allá de lo que voluntariamente uno va guardando en el dispositivo, a eso hay que sumarle una enorme cantidad de material basura que también va copando ese almacenamiento. Es cosa de considerar cuántos videos, memes, gifs y fotos reenviadas uno descarga de Whatsapp, por ejemplo. Así, no es raro escuchar quejas del tipo “mi celular anda lento o mi computador ya copó su almacenamiento”. Ambas cosas que tienen que ver con cómo administramos ese espacio.

Los primeros discos duros internos fueron presentados por IBM en 1956, y se han mantenido como una parte fundamental de un dispositivo computacional hasta nuestros días. En ese entonces, la capacidad que tenían era de 3,75MB, y estuvieron destinados principalmente a usos industriales y gubernamentales, pero fueron declarados obsoletos en 1969.

File:Old wd hard disk 01.jpg - Wikimedia Commons

En paralelo, desde la aparición de los primeros discos flexibles externos —inicialmente, a fines de los sesentas, de ocho pulgadas—, a la evolución de los discos de 5 ¼, los llamados floppy disks (o discos flexibles, aquí famosos como diskettes), se trató de las primeras unidades portátiles de almacenamiento que permitían guardar data: un par de fotos en baja resolución, un documento, un jueguito de video. Pero el disco duro interno siempre se mantuvo como nuestra principal bodega digital.

Rápidamente, la cosa fue variando. A medida que la tecnología permitía comprimir archivos de distinto tipo para optimizar espacio, y así lograr mejores resultados de performance, la necesidad de contar con más almacenamiento y mejor acceso se transformó en algo sumamente importante y necesario. Así, a fines de los ochentas, ya contábamos con discos rígidos de 3 ½ pulgadas que permitían guardar mucho más que los discos flexibles. Posteriormente, aparecieron los pendrives, las memorias flash y los discos duros externos.

Disk density - Wikipedia

Pero en los computadores, el concepto del disco duro magnético (hard disc drive, HDD), de piezas móviles y conectado por cables, se había mantenido hasta ahora como un estándar incólume. De 3,5 pulgadas para PCs de escritorio y de 2,5 para laptops, entre otros detalles más técnicos. Las capacidades de almacenamiento iban aumentando de manera exponencial hasta que, poco antes del cambio de siglo, aparecieron los primeros discos de estado sólido. Ahí vino el gran cambio, especialmente en usuarios de computadores de escritorio y laptops de alta gama. Un cambio, por cierto, muy bienvenido.

La aparición de este formato, en todo caso, ya tiene su tiempo. Fue la norteamericana SanDisk (hoy parte de Western Digital) la que presentó el primer disco sólido (solid state disk, SSD) en 1991, con una capacidad entonces inmensa de 45 megabytes. En general, esta nueva generación de discos posee circuitos integrados y se les llama discos de “estado sólido” porque no poseen discos que giren ni tampoco las piezas móviles de lectura, que usualmente caracterizan a los discos duros tradicionales.

Por esta razón, resultan considerablemente más rápidos, más estables (especialmente en laptops), menos ruidosos y con mucha menos latencia que los HDD. Incluso, tienen la posibilidad de acceder a información aunque no haya energía eléctrica presente.

Floppy Disks: A Eulogy | WIRED

SSD vs HDD

Con el cambio de década, la industria comenzó a cambiar su estructura interna. Ya para el 2007, existían en el mercado SSD capaces de almacenar hasta 2 gigabytes. Hoy, paulatinamente, se están transformando en el estándar de la industria computacional, gracias a su sostenida baja de precio, al creciente aumento de su capacidad de almacenamiento y porque, sencillamente, funcionan mucho mejor.

Es más, invertir en un SSD como reemplazo de un disco duro tradicional (HDD) puede otorgarle varios años extra de vida útil a un computador que empieza a mostrar signos de lentitud o agotamiento. Una vez hecho el cambio, al exigirle tareas de alto rendimiento —como aplicaciones pesadas o videojuegos— el PC cargará más rápido y todo se sentirá más veloz.

La nueva generación de consolas de videojuegos, por ejemplo, cuenta por primera vez en la historia —ya que antes los precios las habrían hecho prohibitivas— con SSD. Tanto PlayStation 5, de Sony, como la Xbox Series X, de Microsoft, tienen discos de estado sólido en su interior y de manera nativa, con lo que permiten no solo que la carga y el acceso a los juegos guardados sea diametralmente más rápida; además tienen gráficos más detallados, una mejor tasa de refresco y, en general, un mejor desempeño energético. Según una comparativa hecha por el sitio Digital Foundry, los tiempos de carga de un videojuego, en promedio, se reducidos en un 60 por ciento. Todo se resume en una palabra clave: velocidad.

Samsung Electronics Unveils High-Performance 990 PRO SSD Optimized for  Gaming and Creative Applications – Samsung Semiconductor Global Newsroom

Lo cierto es que los discos de estado sólido han sido hasta ahora caros. Mucho, sobre todo si los comparamos a los tradicionales. Sin embargo, y afortunadamente, a partir del 2018 los precios han decrecido ostensiblemente. En algunos casos, incluso han caído hasta la mitad. Así que, si la intención es darle aire fresco al actual computador, este puede ser un buen momento.